Honduras


Por Rosina Valcárcel (Lima/Perú)

Era diciembre de 1956
tras vivivir en México varios años inolvidables
por el destierro al que nos condenó
el dictador Manuel Odría
camino hacia la patria nos detuvimos tres días en Honduras.
Cómo no rememorar Tegucigalpa, ese altiplano rodeado de colinas
entre las que destacaba, al norte, el cerro El Picacho
si caímos en una época de mucho calor
y bajo una Junta Militar de Gobierno*
como la de hoy aunque aquella algo solapada.

Mi hermano Marcel, el de mejor memoria, evoca:
Siempre quedábamos con hambre y sed
a pesar del jugo de naranja y el sabor de los frejoles
En el hotel de una estrella se sentía la humedad
Mamá advertía que no debíamos pedir más
pues las monedillas eran escasas
Y, principalmente, que de nuestras pláticas
sacáramos el término "camarada".
De noche un leve viento acariciaba nuestras frentes
mientras los hondureños se escurrían como duendes.

Las actividades económicas más importantes de la ciudad
eran el comercio, construcción, textil, el azúcar,
el tabaco y servicios.
Entonces habían árboles inclinados, montes esquivos
y un umbral infinito de pastos fabulosos

Los niños no entendíamos porqué la existencia de tantas
fronteras La división en países, banderas, escudos,
monedas, dentro de nuestro continente
Si todos éramos hermanos con historias similares


Aún, me resulta inaudito comprender porqué siguen
la miseria, la injusticia, la desigualdad, la tortura
las masacres, los Golpes de Estado, las dictaduras.


Hoy que el pueblo hondureño sueña aún la tierra anhelada
La tierra que todos los días labran sus habitantes
La tierra donde mane la libertad con olor a miel y café
Nos preguntamos ¿por qué hay un Amor profundo, de bosque,
clandestino, salvaje y definitivo entre el hombre y su Nación,
entre la mujer y sus sueños a cuestas? (¿di, Cristina?).

1 comentario:

  1. Esta mañana me ha emocionado la nueva antología, en homenaje y defensa del pueblo hondureño, que ha preparado nuestra amiga Norma Segades. Estoy orgullosa de formar parte de este proyecto cultural. Gracias a la vida. Abrazos a las Palomas y a Norma, en particular.

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