Por Gabriel Impaglione (Luján-Buenos Aires/Argentina)
Hecho de tres tallitos
de jazmín y tres costillas,
nudito de sol en mitad de calle,
puñadito de ojos
hondos de Honduras que padece
que lucha y se renace
ese niño
resplandece.
Alrededor armados
de niebla los verdugos
y su negra
tiniebla alrededor y adentro,
no saben si matar
o disolverse en luz
hasta morir sin gloria.
al niño que vi en una fotografía, sacando pecho, desnudo, frente a varios militares.
de: Parte de guerra.
Leer tus versos al niño de Tegucigalpa es como estar viéndolo, allí paradito y con apenas costillitas suficientes para su pellejo. Frente a los asesinos de su pueblo. Ojalá bastaran nuestras palabras para proteger al menos a los niños, que son todos nuestros, no importa de dónde son ni quiénes son sus padres, son del mundo aunque a veces el mundo los mate. Así paraditos y de frente a las balas.
ResponderEliminarMuy tierno gracias a ti a Uds. hermanos, parece que asistiera a un mundo que no conocía, que se nos estaba ocultando.
ResponderEliminarQué hermoso poema para mi niño hermoso. Marina
ResponderEliminar