Manifiesto Movimiento Internacional de Escritoras "Los puños de la paloma"

PROHIBIDO PREGUNTAR.

Ha llegado a Honduras el tiempo de los sables.
Militares conjurados vigilan dando la espalda a los reclamos populares. Como si se tratara de otros tiempos, como si pudieran en verdad callar con sus fusiles la voz, la palabra de los que fueron consultados.
Ha llegado a Honduras el tiempo de los que no quieren oír, el tiempo de los de siempre, el tiempo de los que fraguan el terror y lo reparten en dosis criminales.
Ha llegado a Honduras un tiempo, un miedo, un delirio, pero no ha llegado para quedarse.
Nosotras, escritoras del Movimiento "Los puños de la paloma" nos unimos a los hombres y mujeres hondureños que hoy, ahora mismo, están en la calle exigiendo que sea devuelta la democracia que han secuestrado, que han violentado, que han mandado callar.
Nosotras sabemos que pronto habrá savia nueva. Que pronto cantaremos. Pero mientras esto no suceda, estamos aquí también para decir, ¡no al miedo y a la locura!, ¡no al dolor del gatillo y la mentira!, ¡no al ultraje de los pueblos!
Y lo diremos hasta agotar los labios.

Desde Soto Cano


Por Gabriel Impaglione (Morón-Buenos Aires/Argentina)

Desde Soto Cano
lleva el tiempo a empujones
las marionetas a los sillones.

Desde Soto Cano cierta pestilencia
lleva el tiempo
huracanado
hostil, sí, repleto de bayonetas.

Desde Soto Cano.

Han abierto allí una fosa tal vez
de antiguos muertos recientes,
lleva el tiempo
en retroceso
olores de carne quemada.

Desde Soto Cano
lleva el tiempo a empujones
las marionetas a los sillones.

Desde Soto Cano.

Viene un movimiento de órdenes
ladridos tijeras martillos anillos
un continuo ir y venir
de botas y de capas.

Desde Soto Cano.

Cierto olor guantánamo
que infla los globos de ensayo
que ocupan cielo y memoria
que da asco.

Desde Soto Cano.

Lleva el tiempo a empujones
las marionetas a los sillones.

Desde Soto Cano.

Alturas y honduras y Honduras
y altezas
todo en su vorágine gruñe
se cae, se alza, se impone, grita.

Desde Soto Cano.

Viene la culata que destroza
la otra mejilla, la orden de captura
llega desde Soto Cano, la amenaza
la cárcel la tinta roja que escupen
sobre la gente que marcha.
La otra gente que marcha
viene de Soto Cano.

Desde Soto Cano
lleva el tiempo a empujones
sus marionetas a los sillones.

La democraCia de las elites
los intereses del selecto club del bisnis
la liberty y el progreso que ya se sabe.
Los contras, los escuadrones de la muerte,
las invasiones desde Soto Cano.

Desde Soto Cano.

La ambiguedad de los verdugos
la fortaleza de los antropófagos
el virus de una pandemia que
buscan extender en Patria Grande.
El coletazo desesperado de la bestia
herida de muerte.

Desde Soto Cano.

primer día del golpe en Honduras

La Pacha tiene sangre en la cintura


Por Silvana Calvín (Mendoza/Argentina)

La hirieron los de siempre
los sicarios
de lanza, bota y cárcel,
de mordaza.

La hirieron y su sangre se derrama
como río de lodo
hacia la verde falda.

Por las anchas caderas,
por las piernas,
la Pacha tiene sangre
y se desangra.

¿Qué mano pondrá un paño en esa herida
que frene la marea que la baña?
Si ya sus pies descalzos sienten frío
hundidos en el hielo en que se para.

¿Qué harás cuando las pústulas carcoman
hasta las venas mismas de su entraña?
Bien sabes que los buitres merodean
disfrazados de águilas.
y sus picos
babean
por carroña en las garras.

¿Qué harás antes que el vuelo de la muerte
la arroje, otra vez,
a turbias aguas?

La Pacha tiene sangre
en la cintura.
La Pacha tiene sangre
y se desangra.

Afeita tu cuello, Micheletti


Por Gregorio Echeverría (El Talar-Buenos Aires/Argentina)

Una mañana de estas —no entre sombras— ha de llegar
el canto hasta tus ventanales / como de piches amarillos
entretejiendo sus ramillas y unas briznas de pasto / también
ha de trepar a tus balcones un perfume de pasifloras
y de nardos / guárdate de esos trinos y del aroma sospechoso
no vayas a manchar con tus manos la corona que acompaña
a los desterrados y a los muertos / no corras al espejo turbio
porque el espejo nada querrá saber de tus ojeras de cadalso
ni preguntes a tus esbirros por qué cantan los que cantan
que las bestias no entienden de pentagramas ni poemas
vístete como Dios manda para tus entenebrecidos funerales
el barón de Samedy anda suelto por las calles / atraganta
tus orejas con tapones de cera / sella con tu excremento
y tus orines los ojos que no supieron ver al campesino
y al obrero / atornilla tus labios y calcina tu lengua que no tuvo
palabras para el hambre / enjuaga tus calzones cagados
que los verdugos no vayan a decir que al llegarte la hora
tu cobardía pudo más que tu vergüenza / muérete como mueren
los bastardos / con dos arrobas de estiércol en las manos
unta tu cara y adoba tus entrañas / púdrete en el infierno. ◊

Al centro


Por Carmen Julia Holguín Chaparro (Chihuahua/México)

Al centro,
la sangre.

Los contendientes la miraron
y detuvieron la pelea
por unos instantes
en los que su primer impulso
fue asegurarse
que no fuera de ellos.

Se revisaron cabeza
pecho
y espalda
comprobando
que todo estaba en su sitio,
que no había rasguños de cuidado
ni mucho menos fuga alguna
del precioso líquido.

Viendo que estaban intactos
o casi,
volvieron a los golpes
bajos, desde una de las trincheras;
al poder de la lengua
más filosa, desde una de las esquinas;
al recurso de la zancadilla
furtiva, desde el lado del cobarde.

Procuraron más que nunca
proteger el bastión
desde donde combatían
y así,
Prometeo encadenado
en espera de su liberación,
no gracias a la labor del más fuerte
sino al de la más elemental justicia;
embebida y renovada
incansablemente
sobre el asfalto,
la sangre
quedó

al centro.

Poema para Isy con Honduras


Por Waldina Mejía (Tegucigalpa/Honduras)

En honra de Isy Obed Murillo Mencía, de 19 años.
Asesinado el 5 de julio del 2009 por militares que dispararon a los manifestantes contra el golpe militar-diputadil en Honduras concretado el 28 de junio y en pro de la restitución del Presidente electo. Su padre declaró: “…nos duele su muerte, pero me siento orgulloso que no muere por delincuente, ni por borracho, sino por las causas que nos han reprimido”.


NO hay modo
no hay ninguna manera de expresar
el dolor más cortante
la furia más eterna,
NO hay modo, no hay razones
sólo este llanto negro que nos hierve en el pecho
que se agolpa gritando con doscientas mil voces
por este hijo nuestro
asesinado.
Un hijo que nos costó crecer
con la mirada en luz
con los ojos abiertos, muy abiertos
hacia la humanidad.
Un hijo que no llegaba a veinte años
pero que acumulaba
siglos y siglos de aleteantes
esperanzas y sueños
por justicia y equidad y una vida digna
a todas las personas, aún la más débil y sencilla,
por una verdadera democracia,
pese a los asesinos.
Un hijo con el pecho luminoso
como aquél, como ella
como tantos y miles.
Un hijo que no murió como un borracho, un ladrón y menos un corrupto
sino como un valiente luchador del pueblo.

Un hijo y una bala y un francotirador
entre las filas cerradas de soldados
buscando entre las ráfagas del odio
un blanco fácil
en las filas abiertas y sin armas de doscientos mil manifestantes
en contra de otro golpe militar
-ahora con diputados y ricos abusivos y corruptos-
para que no sigan remachando
la horrorosa barbarie de las fuerza del bruto
en nuestros pobres pueblos expoliados.
Entre la multitud aterrada que huía
por las ráfagas de balas explosivas
el francotirador de las filas cerradas de soldados
encontró un blanco fácil en el medio
apuntó sin dudar
al hijo nuestro
y le cerró los ojos llenos de humanidad
y le abrió la cabeza
y escaparon aleteando con fuerza
sus inmortales sueños
y el dolor y la furia como abono
para sembrarse aún más entre los pechos
de la multitud que aquí quedamos
con la certeza que crecerá la patria
para todas y todos generosa.
Cayó su cuerpo entre su sangre y sesos
¡Asesinos, asesinos, asesinos!
gritamos impotentes y furiosos
levantando los puños y los pechos.

Un muerto es demasiado
y ya son muchos, Honduras, tus muertos
para salvarte de tus secuestradores
que te esquilman y hacen morir de hambre
a la gran mayoría de tu pueblo,
golpistas del Estado cada vez que no les cuadra
su democracia de vitrina.
¡Asesinos, asesinos, asesinos!

Y NO hay modo, no hay forma de decir
este eterno dolor
que nos abisma, que nos enardece
por este hijo nuestro asesinado
por este hermano, hijo y padre nuestro
del cielo aquí en la Tierra
para todas y todos.

El manifestante herido


“A la última alba huele el viento /
y no puedes protegerte de las balas / escudarte de la muerte.”
Helena Ramos
(Rusia-Nicaragua)


Por Norma Segades – Manias (Santa Fe/Argentina)

Como un pájaro ciego embistiendo cristales de escarchas avarientas,
como un pájaro ciego,
escucha en la distancia el coro de metálicos aullidos
con que la noche llama a ese musgo agrietado
que inaugura silencios en su boca.
Como un pájaro eternamente ciego,
extraviado en ramajes de injurias y traiciones,
despeñándose al fondo de un abismo devorador de sueños
donde asedian el alma desnudas telarañas de urdimbre en laberinto
y gangrenas viscosas.

Se le escapa la sangre en oscuros regueros de muerte a la deriva.
Se le escapa la sangre
huyendo de ese hueco agraviado por plomos contundentes
cuando sus convicciones entonaban consignas,
subvertían el vuelo de palomas
y el desempleo hería escaparates,
reclamaba salarios que eludieran mendrugos,
demandaba con nervios destemplados un trozo de justicia,
una pizca de orgullo
que evite la vergüenza de andar peregrinando con ojos de limosna.

Porque el mundo no sabe el precio que se paga por sucios armisticios,
por parir una patria
a un destino más digno que esta historia con harina en menguante,
por un mínimo espacio de pulcras rebeldías,
por mudos horizontes en derrota.
Porque el mundo no sabe de verdugos
ni sabe de su espanto tendido en los enigmas
ni sabe de su pena masacrada por los perros del odio
o el nombre de sus miedos,
porque el mundo no sabe que hay vuelos quebrantados al borde de la sombra.

Llamadme el combatiente


Por Paul Disnard (Belgrado/Serbia)

Me enterraron con todos los horrores. Fusiles, botas y banderas
bajo tierra.
Aldeas en llamas. Niños ardiendo como teas.
Todo lo quisieron borrar con medallas de latón, discursos, desfiles y cintas de colores.
Olvidaron el ultraje cometido en las mujeres,
la memoria vejada de los abuelos que celebraban el milagro del trigo y el maíz en las fiestas de la cosecha.
Todo quedó atrás, como un libro hecho cenizas por el fuego.
Pero yo estoy aquí, en cada uno de vosotros, repitiendo el verbo, repitiendo la acción. Muchos nombres he tenido, muchos nombres me fueron dados.
Llamádme simplemente el combatiente.
Vengo desde la aurora,
desde siempre,
desde mucho antes de que las fogatas en las praderas iluminaran las noches, entonces no había fronteras con el día.
No fuí un cazador.
Jamás mis manos tomaron arma alguna para matar pájaros o herir a los animales del monte.
Cabalgué a espaldas de búfalos y sueños,
en las alas de los halcones festejé el nacimieno del sol en la constante refloración de los árboles.
En los ríos sacié la sed, purifiqué el cuerpo y busqué los insondables
caminos de los cóndores.
Tuve en los ojos la paz del espacio infinito y no fuí ocioso al esplendor de los bosques ni a la minuciosa tarea de las hormigas.
Mariposas y jilgueros salieron de mi ser disparados al corazón de las montañas.
Los gorriones y los niños inundaban de jolgorio patios y azoteas, las mujeres llenaron de cantos las plazas
y los atrios de las iglesias con flores y voces de albricias. Dios estaba en la oración del pan, en el morral de los labriegos, en la semilla, en el polen enredado en los vellos de las abejas.
Sinembargo el hombre sembró la discordia, soltó abejarucos entre los panales. Cuando crecieron
los niños dejaron brazos, piernas, ojos en los campos de batalla. Se olvidaron las escuelas. El odio y la metralla tumbó vidas y paredes. Se llenaron de moho los libros y cuadernos. La polilla hizo nidos en la madera de los bancos, perdieron sus trenzas y su risa las niñas y de tanto llorar se secó el corazón de las madres de la tierra.
¿Dónde está Señor tu amor para llenar los cántaros de los campos yermos?
En el regazo de una mujer amada quisiera ocultar mi llanto, ascender de nuevo por sus párpados al arco iris trás del sueño para alcanzar las verdes praderas donde yacen dormidos los centauros, donde libres de las jaulas los jilgueros celebren el nacimiento del día, adolescentes en alegre ronda, mariposas en flor, abelios, resedas, azaleas y buganvillas por doquier dispersas como abejas en los jardines de mi madre, la escuelita del pueblo recién pintada de blanco y su joven maestra púber aún, niña entre las niñas, hermana mayor, hada generosa y buena
recitando en coro los poemas que cantan en cada solsticio las reinas en las florestas,
la oración del agua, el canto a Dios, a la ternura
del hombre que combate, de la mujer que ama, del niño que suelta de las jaulas los pájaros en la alborada como ráfagas de luz,
de los párvulos que corren por una ardilla al bosque de bambúes, mi voz batiendo el fuego, apagando rescoldos, mis manos llenas de trigo, de maíz mi boca y mis entrañas hasta otro amanecer, otra aurora anterior a la aurora anterior de las fogatas iluminando las noches, el vivac de los campamentos de exploradores y buhoneros, los soldados que olvidan el fusil y tocan la guitarra, el amor bajo las mantas y el cielo azul, siempre azul lleno de estrellas.
Llamádme el combatiente. Fuí muchas veces traicionado, exaltado y denigrado otras, pero mi batalla está en el tiempo, la justifica el tiempo.
No soy de ahora ni de ayer. Soy de siempre

y vengo de la noche a reclamar el día,
por todos los caminos destruyendo las fronteras
para que los hombres antes separados
sean uno solo
bajo una sola bandera.

Yo, el sepultado, hoy soy el constructor,
y vengo de la noche a reclamar el día.

Una bandera sola


Por Amanda Pedrozo Cibils (Asunción/Paraguay)

Si me dejaran aquí
sin enterrarme, en la plaza de mi pueblo,
de mi pueblo regando con su llanto
mi cadáver, mi cadáver abierto
hasta los huesos
si por cada estampida de metralla
me naciera una flor como una espada
o como mil banderas.
Si me dejaran aquí
sin enterrarme, en la plaza de mi pueblo,
y pudiera entonces seguir gritando
los nombres de mi gente que insomnes
yacen, con la boca en la tierra
y con el ansia intacta,
si me dejaran aquí
sin enterrarme, en la plaza de mi pueblo,
sería tu nombre, Honduras,
la voz que levantara de la muerte
a los caídos de frente a los metales.
Si me dejaran aquí
sin enterrarme, en la plaza de mi pueblo
aún sin enterrarme, déjenme levantar mi voz
de sangre seca
para rasgar a gritos esas manos
las manos que disparan las metrallas
las metrallas sin remedio y sin lástima ni credo,
las manos que asesinan a mi pueblo,
a mi tierra que devuelve en cantos, flores,
cada muerte, cada estampido
y que sigue gritando los nombres
de la patria, los sucesivos nombres
de mi gente que llega, que viene corriendo
desde piedras y desde yuyales
con la bandera al hombro a los morideros
porque los muertos de Honduras
no se callan, por eso no me entierren,
aún no me entierren, compañeros.
y si me dejaran aquí
sin enterrarme, en la plaza de mi pueblo,
yo vería al cabo con mis ojos muertos
a mi gente liberada, gritando liberada
tu nombre, Honduras:
¡La patria no se vende! ¡El pueblo no se calla!
¡Latinoamérica es una! ¡Una bandera sola!

Voznuestra


Por Gabriel Impaglione (Luján-Buenos Aires/Argentina)

Se despide esta voz de mi boca
sin tiempo para el comebiéncuidate,
salta hacia otra hora, le urge tomar vuelo
alzarse en ardua llamarada, en dura desafiante
multitud de preguntas.

Un niño en todas partes, hijonuestro,
sabe que no alcanza el aire y a la calle
salta con mano de pedir, con mano triste
de señalar el sol que ya no está allí
donde debiera.

Un hombre en todas partes, hermanonuestro,
apaleado cae, sangra brazo inútil
y no basta la sed para rozar el agua y sabe
que el agua no basta para acabar la sed.

Una mujer en todas partes, rosanuestra,
pone fusil a cada ausencia, sabe también
que no será en vano
salir de puntillas a agitar la luna.

Mi voz ya no es mi voz y se ha marchado,
en la corriente del viento ya no es mía,
es Voznuestra y contigo compañero
crece en todas partes, es coroluz, enarbola
canto digno de asombro y pan.

Que despertemos Voznuestra nos grita,
que ya es hora nos dice mientras vuela.
La era convoca con urgencia.
El oficio de estremecer el tiempo y sus vientos
traerá albaplena,
vendrán sus mil caballos coronados de fuego.

Que la hierba se muere y con ella el agua.
Que sólo Muerte borda su divisa
con la dura tiniebla instaurada.

Que ya no hay mas razones para callar
mientras nos matan

nos dice Voznuestra
dándonos la palabra.

Al niño de Tegucigalpa


Por Gabriel Impaglione (Luján-Buenos Aires/Argentina)

Hecho de tres tallitos
de jazmín y tres costillas,
nudito de sol en mitad de calle,
puñadito de ojos
hondos de Honduras que padece
que lucha y se renace
ese niño
resplandece.
Alrededor armados
de niebla los verdugos
y su negra
tiniebla alrededor y adentro,
no saben si matar
o disolverse en luz
hasta morir sin gloria.

al niño que vi en una fotografía, sacando pecho, desnudo, frente a varios militares.
de: Parte de guerra.

Asaltaron la casa y el día


Por Gabriel Impaglione (Luján-Buenos Aires/Argentina)

ASALTARON LA CASA Y EL DÍA, fragmentado
acabó como un hombre roto en la vereda.

Asi han comenzado las horas del fuego
y en el vértigo de las llamas se quema
el tiempo y sus razones.

Nada será igual, la muerte ha establecido
un límite preciso entre memoria y miedo,
no habrá de ser en vano el luto,
no será inútil la rabia contenida.

Vendrán otras hogueras para izar el canto
y el canto que será un viento violento
encenderá la noche de un extremo al otro
de la tierra.

Allí arderán solapas sotanas y garrotes
lenguas falsos ídolos medallas billeteras.
Será el fuego del pueblo el alba nueva.

Entrará en la casa aire puro, música
de almuerzo, rumor de manos laboriosas,
la risa de los niños que en los patios
no temerán al monstruo armado.

Brillará Honduras constelada
en su altura infinita.

Patria


Por Waldina Mejía (Tegucigalpa/Honduras)

Aquí tenemos el corazón sellado a miedo y lodo

Con el helado espanto de res en matadero
vemos cómo mutilan a la patria
y asesinan sus sueños
desde siempre
hijo mío, desde siempre
esta hilacha de patria que queremos
porque nos engendró el barro de su dolor
es la cosecha diaria del bandido

y en las aguas sangrientas del dinero
mueren de hambre los hijos de los hombres
y pululan en paz los asesinos.

Pequeño mío,
pájaro florecido del dolor,
cuando a usted le toque ser un hombre
¿cómo será la patria?
¿hoguera enardecida, fuego fatuo?
¿será mejor Usted de lo que nosotros hemos sido?

Honduras que nos unen


Por Gladys Mendía (Maracay-Aragua/Venezuela)

Por qué el fusil en la cara del pueblo
una muerte en el alma
tal vez una quiebra en el corazón
de quien lo empuña

Honduras en nuestros cuerpos
Honduras que nos unen más allá
Honduras al mirarnos y reconocernos

No más sangre del pueblo en la mesa
No más sangre del pueblo en los ojos
No más sangre del pueblo en la tierra

Hay Honduras en mís venas
Hay Honduras en mi voz

Ay Honduras que nos patean los derechos
Ay Honduras que nos vulneran con golpes
Ay mi pueblo que no pierde su dignidad

El atropello al hermano quita el aliento
acelera el corazón y se levanta el puño
nos queda la poesía como grito
como frente combatiente al decir basta

Que se oiga nuestra lágrima por el rostro
que relampaguee la palabra de protesta
nadie respire sin saber
el fascismo avanza despiadado
pero las hijas e hijos de Lempira
no dan marcha atrás nunca
sus miradas van hacia adelante
hacia la paz y el respeto común

Pueden dar un golpe traidor en la oscuridad
pero no consiguen callar el espíritu de Resistencia
que sigue intacto en el Alba Nuestroamericano

Impasse, até onde duras?


Por Tereza Neumann (Inhambupe-Bahía/Brasil)

Honduras vem sofrendo,
A duras penas.
Para aliviar,
Dedico-lhe um poema.
Deus, criou o universo,
Para que seus filhos,
Jamais fossem perversos,
Paz para o mundo,
Era o que ele queria.
E que os homens vivessem,
Em perfeita harmonia.
Vem, acaricia a democracia,
Acaricia o seu irmão,
Põe armadura na ditadura,
Nenhuma nação perdura,
Em uma vasta vida de amargura!
Honduras, é preciso ser forte,
Dar-se as mãos é o seu bordão,
Tirar o Presidente imposto,
Chamar o Presidente deposto,
Pra tomar as rédeas de seu posto...
É o que o seu povo quer,
É o que o seu povo sonha,
Ter uma Nação tranquila,
Sem atitudes medonhas.
Honduras seu povo lhe quer,
Não com dias de amargura,
Seu povo lhe quer Honduras,
Com a lei máxima de ternura!

Diga no a los malos acontecimientos


Por Marta Rodríguez (São Paulo/Brasil)

Diga no al abuso de poder
No dejemos que las cosas sucedan por si solas
Es el tiempo de resistir
Y prevalecer sus derechos

Diga no al silencio
Que favorece a las orgías de los poderosos
Es el tiempo de solucionar problemas existenciales
Estemos atentos a lo que pasa y al libre arbitrio

Pero sin alardes y conflictos
Juntémonos por justicia y paz
Clamemos por la esperanza vivaz
Por la Fe y al amor, para que acaben las riñas…

Diga no al horror
A la subordinación y encarcelamiento
No seamos subalternos de ningún gobernador
Si al clamor del pueblo, no al sufrimiento

No te arrodilles Patria


Por Leda García Pérez (Costa Rica)

Podrán violar tu vientre,
lecho ancestral
de verdes latitudes
y volverás ilesa
porque el dolor
no cabe en tus entrañas
mientras brille en la hondura
de tus ojos
la libertad del pájaro
infinito.
Yo sé de tu nostalgia,
de la herida que duele
más allá de ti misma,
del lagrimón silente
que ondea en tu bandera
como un himno
que espera ser cantado
por la voz de su pueblo
valiente y redimido.
A ti Honduras,
patria de todos
los poemas,
le canto en la palabra
que no sabe de balas,
porque recogerás
del pueblo
sus mejores cosechas
aunque la tierra gima
las traiciones
de los hijos malditos.
Yo sé de tus nostalgias...
Pero en los campos liberados
crecerán las semillas
y volverá de nuevo el canto
verde
con la esperanza libre
de rojos incendiarios
y parirás los hijos
y las hijas
sin cadenas de guerra
amenazando
y todo en ti
será fértil
como la buena hierba
que recogen
tus manos
de madre solidaria..
No te arrodilles Patria,
y acéptame en tu vientre
como a otra hija
que te sueña
sin que existan distancias
distanciándonos.

El surco


Por Lucrecia Cossio (Salta/Argentina)

El surco atraviesa el terreno.
Las garras mecánicas
lo muerden todo y claro: lo desgarran

Cuántas noches en vela

Cuántos árboles caídos

Cuántos quemados o descuartizados

Cuántas ramas sin sol

Cuántas hojas sin ojos que miren al cielo
Cuántos retoños sin vida ni tumba que los nombre

¡Cuánto maldito silencio!

Para la Hondura de este surco, no hay sol ni luna que refleje la nada.
Pero en las corrientes subterráneas, late todavía el corazón del agua.

Honduras


Por Maria Júlia Molico (Lisboa/Portugal)

Que se pode dizer de um povo
que luta contra um regime autoritário?
Que sofre na pele o massacre infligido por militares
a mando de quem quer, à força, o poder?

- Que são mártires, que hoje caem onde amanhã
nascerão as mais belas e viçosas flores que virão
enfeitar a democracia de um país, país esse que
lhes pertence, por direito, pois por ele derramaram
e derramarão o seu sangue.
Os biltres, aqueles que quiseram apossar-se, à força,
do comando do país, esses que ardam no inferno
que eles próprios inventaram.
«Traidores, traidores!!!», assim lhes grita o povo
e, a eles, junto a minha voz clamando:
«Chega de injustiça!!!»
E grito bem alto para quem me quiser ouvir:
«Liberdade e Justiça para o povo das Honduras»

Honduras


Por Rosina Valcárcel (Lima/Perú)

Era diciembre de 1956
tras vivivir en México varios años inolvidables
por el destierro al que nos condenó
el dictador Manuel Odría
camino hacia la patria nos detuvimos tres días en Honduras.
Cómo no rememorar Tegucigalpa, ese altiplano rodeado de colinas
entre las que destacaba, al norte, el cerro El Picacho
si caímos en una época de mucho calor
y bajo una Junta Militar de Gobierno*
como la de hoy aunque aquella algo solapada.

Mi hermano Marcel, el de mejor memoria, evoca:
Siempre quedábamos con hambre y sed
a pesar del jugo de naranja y el sabor de los frejoles
En el hotel de una estrella se sentía la humedad
Mamá advertía que no debíamos pedir más
pues las monedillas eran escasas
Y, principalmente, que de nuestras pláticas
sacáramos el término "camarada".
De noche un leve viento acariciaba nuestras frentes
mientras los hondureños se escurrían como duendes.

Las actividades económicas más importantes de la ciudad
eran el comercio, construcción, textil, el azúcar,
el tabaco y servicios.
Entonces habían árboles inclinados, montes esquivos
y un umbral infinito de pastos fabulosos

Los niños no entendíamos porqué la existencia de tantas
fronteras La división en países, banderas, escudos,
monedas, dentro de nuestro continente
Si todos éramos hermanos con historias similares


Aún, me resulta inaudito comprender porqué siguen
la miseria, la injusticia, la desigualdad, la tortura
las masacres, los Golpes de Estado, las dictaduras.


Hoy que el pueblo hondureño sueña aún la tierra anhelada
La tierra que todos los días labran sus habitantes
La tierra donde mane la libertad con olor a miel y café
Nos preguntamos ¿por qué hay un Amor profundo, de bosque,
clandestino, salvaje y definitivo entre el hombre y su Nación,
entre la mujer y sus sueños a cuestas? (¿di, Cristina?).

Pueblo de millones de banderas


Por Norton Contreras Robledo (Gotemburgo/Suecia)

I

El día el 28 de junio de 2009,
Las fuerzas armadas al mando del teniente coronel
René Antonio Herpburn Bueso
dieron el golpe de estado en Honduras.
Sustituyeron al presidente constitucional Manuel Zelaya.
Nombraron presidente a Roberto Micheletti,
títere de la burguesía,
lacayo de la oligarquía.
Llegaron escondidos en la cobardía, vestían
uniformes de traidores.
Las armas que portaban, estaban bendecidas
con el odio de las clases dominantes.
Llegaron al alba, escondidos en las
últimas sombras de la noche.
Vestían uniformes de traidores.
Las caras camufladas con pintura.
Aliento nauseabundo de bestias asesinas,
ojos metálicos, muerte reflejada en las pupilas.

II

Pueblo de millones de banderas,
desde el vientre del pueblo
desde las profundidades de la vida,
los partidos, las organizaciones paren. Y nace
El Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe de Estado.
Son los obreros y campesinos, los pueblos indígenas,
las mujeres en resistencia,
los jóvenes y los estudiantes, un sector de la iglesia católica
y evangélica no golpista; los Artistas Contra el golpe,
Pueblo en lucha, Pueblo Alzao.
La resistencia continúa.
Desde las lejanías ancestrales
Emerge la presencia de; Hunab Kú,
Itzamná, Kinich Ahau, Ixchel, Kukulkán,
Yum kaax, Nal. Todos ellos junto a la gente,
manteniendo en las calles las luchas
populares por la democracia.
Van portando banderas libertarias
al cielo enarboladas.

III

Estos versos son las verdades que surgen
desde las profundidades de la vida,
donde yacen los cuerpos de los asesinados.
Yo canto con su silencio de vidas sepultadas,
canto por ellos y hablo sus verdades.
A través de mis venas y mi sangre viene el testimonio
de los que ayer cayeron.
Y sus demandas de que la poesía diga las verdades,
no las que dicen los dueños del poder
y los medios de comunicación.
Sino la de los que pagan con sus vidas,
En defensa de la libertad y la democracia.

IV

En estos tiempos revueltos, en que los medios de
comunicación tergiversan la verdad,
enajenan las conciencias según sus intereses.
Levantamos las palabras y reivindicamos la poesía,
liberamos los versos como un canto, como un
grito... un arma de lucha presente y futura.
Poesía contingente y libertaria,
son las voces de las gentes,
de la resistencia del pueblo hondureño.
En estos tiempos revueltos alienantes,
cuando los lobos se disfrazan de cordero,
y los corderos son lacayos del imperio,
Liberamos las palabras y revindicamos la poesía,
construimos banderas con los versos.
Las levantamos enarboladas al viento
como un canto de solidaridad con Honduras,
pueblo de millones de banderas

Ahora


Por Silvana Calvín (Mendoza/Argentina)

Ahora que las luces se encendieron
en tu tierra de sombras
y ya calmas
las aguas de la historia en tu vereda
abrevan silenciosas de metralla,
¿mirarás a otro lado mientras sabes
que aquellos que te hirieron
por la espalda
andan sueltos
con sus trampas?

Bien sabes que en Honduras se entreteje
la misma telaraña,
por los mismos sátrapas de entonces
y con las mismas balas.
¿No harás nada
aún sabiendo qué se siente
temblar por las mañanas
al pensar en qué nuevos atropellos
llegarán con el alba?

Bien sabes que se llega caminando
de la tierra del ona
hasta sus playas,
y que es el mismo suelo que ahora pisas,
y que en tu himno exaltas,
el que sigue caído y de rodillas
sufriendo nuevas cárceles
llorando
flores frescas
en sus frescas lápidas.

América, levántate.
Es Honduras
quien te llama,
porque el nombre de libre se le ahoga
tras la feroz mordaza.
Es tu América, América,
es Honduras
quien ahora precisa tus palabras
y ahora es el momento
en que renueve
el grito libertario tu garganta.

América, es ahora.
Honduras llama.

Desde el dolor sangrante


Por Norma Segades – Manias (Santa Fe/Argentina)

Debo contarte, hermana, que hay un pueblo luchando
mientras bebes y comes y sonríes
al amparo de pulcras libertades.
Hay un pueblo clamando desde obscenas prisiones
gritando sus agravios de picanas salvajes.
Hay un pueblo sufriendo,
un pueblo al que maltratan,
al que arrancan del lecho
en mitad de sus sueños inocentes
para poblar la noche de las cárceles.
Hay un pueblo nacido de idénticas raíces,
con la historia insistiendo en los espejos
su cuota de presiones miserables.
Un pueblo de pobreza veterana,
embrionaria y ritual,
provocativa,
defendiendo a pie firme el brote tierno de su debilitada democracia,
exponiendo su pecho de extramuros,
su dignidad de sangre combatiente a los fusiles de las deslealtades.
Y aunque todas las voces se pronuncien esgrimiendo
verbos como metrallas o puñales;
en nombre de algún dios arrendatario de todos los indultos e indulgencias
enajenadas al mejor postor,
alguien borró su nombre de las primeras planas
y decretó el olvido del ultraje.
Por eso,
aunque no quiero
hablar contigo desde el dolor sangrante,
debo contarte, hermana, que Honduras está viva,
que resiste,
mientras crecen las cifras de sus mártires.
Honduras está viva y no se quiebra,
no se hinca de rodillas
ni se calla.
En medio del silencio de los otros
dispuesta a bien morir
para nacerse
labra su identidad de paradigma
sobre la arquitectura del coraje.

Toda América es Honduras


Por Julio Carmona (Lima/Perú)

En las honduras del alma
me late un hondo dolor
como cuando, entre la calma,
grita un golpe atronador.

En las honduras del pecho
siento una honda herida
porque veo que han deshecho
las garantías debidas.

En las honduras de vida
hay una honda bravura
que no se queda dormida

si su libertad censuran.
Contra el golpe fratricida
toda América es Honduras.

Honduras


Por Silvia Delgado – Fuentes (Sopelana-Viscaya/España)

Las primeras horas del golpe, cuando aún Honduras estaba cerca, aquí al lado, a la vuelta de la esquina, cuando la podías tocar y sentir su miedo y su rabia atravesándote los huesos, entonces, yo caminaba con esa patria a cuestas y cada momento, cada disparo, cada muerto era un muerto más en nuestras calles.
Entonces, la memoria activaba el recuerdo de aquel tiempo, el tiempo de los puñales y el silencio. Entonces, digo, Honduras estaba cerca, aquí mismo...
Lentamente inicia su viaje de regreso.
Se aleja.
Se aleja y vale poco o nada.
Y yo vuelvo a mis días, verso a verso. Estoy lejos.
Y ando, furtiva, husmeando otras injusticias, y escribo con este yugo que es el olvido.
Y yo no sé cómo callar todo este ruido.
Honduras se aleja con sus crímenes, reventada de tanto grito.
Desea estar cerca de aquellos que tienen el oído atento sobre la tierra.
De aquellos que no bostezan.
De aquellos que la acompañan a repartir el pan y las ideas.
Honduras se aleja, yo la veo marcharse, le tiendo mi mano floja, le pido que se siente en mi mesa, pero se va cantando su pena,
La pena de su país en guerra.

Honduras está despierta



Abrieron los sueños para señalar el fondo,
allí, allí mismo,
en su mismo vientre,
vieron arterias rotas
y la sangre de los ríos,
de los niños,
de la tierra.

Vieron que en aquellos sueños
se alimentaban hijos terribles,
quince hijos solitarios,
quince jinetes,
quince.
Y salieron a contar lo que habían visto,
que en sueños ajenos se castiga el trigo,
que allí dentro, en el fondo,
en esa ponzoña de sueños
quince jinetes de piedra
hacen historia con sus crímenes.

Lo demás, ya lo sabemos.
Golpes, santo y seña,
dolor hebra por hebra.

Lo demás lo estamos viendo,
un pueblo que se despierta.
un pueblo que no quiere dormir
sueños de miedo y guerra,
sueños de hambres antiguas,
silenciosos sueños de estepa.

Lo demás, ya lo sabemos.
Honduras está despierta.

Índice

1. PROHIBIDO PREGUNTAR (Manifiesto del Movimiento)
2. DESDE SOTO CANO (Gabriel Impaglione)
3. AFEITA TU CUELLO, MICHELETTI (Gregorio Echeverría)
4. AL CENTRO (Carmen Julia Holguín Chaparro)
5. POEMA PARA ISY CON HONDURAS (Waldina Mejía)
6. EL MANIFESTANTE HERIDO (Norma Segades - Manias)
7. UNA BANDERA SOLA (Amanda Pedrozo Cibils)
8. LLAMADME EL COMBATIENTE (Paul Disnard)
9. VOZNUESTRA (Gabriel Impaglione)
10. AL NIÑO DE TEGUCIGALPA (Gabriel Impaglione)
11. ASALTARON LA CASA Y EL DÍA (Gabriel Impaglione)
12. PATRIA (Waldina Mejía)
13. HONDURAS QUE NOS UNEN (Gladys Mendía)
14. IMPASSE, ATÉ ONDE DURAS? (Tereza Neumann)
15. DIGA NO A LOS MALOS ACONTECIMIENTOS (Marta Rodrigues)
16. NO TE ARRODILLES PATRIA (Leda García)
17. EL SURCO (Lucrecia Cossio)
18. HONDURAS (Maria Júlia Mólico)
19. HONDURAS (Rosina Valcárcel)
20. PUEBLO DE MILLONES DE BANDERAS (Norton Contreras)
21. AHORA (Silvana Calvín)
22. DESDE EL DOLOR SANGRANTE (Norma Segades - Manias)
23. TODA AMÉRICA ES HONDURAS (Julio Carmona)
24. HONDURAS (Silvia Delgado)
25. INDICE

Contratapa

Ilustración de Tapa: © Ricardo Carpani (1930 –1997)

Ricardo Carpani nace en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Tigre, el 11 de febrero de 1930. Desciende, como tantos otros argentinos, de inmigrantes de la comunidad piamontesa y francesa que arriban al país en la segunda mitad del siglo XIX. Su infancia transcurrió en Capilla del Señor, provincia de Buenos Aires. Para 1936 su familia se trasladó a Buenos Aires, donde terminó sus estudios secundarios en el colegio Rivadavia. Comenzó los estudios de abogacía que, a poco de andar, abandona para partir a París. Con 20 años, en la Ciudad de las Luces, se gana la vida como modelo en la Academia de Artes de la Grande Chaumiere. En París comienza a dibujar y pintar y conoce, entre otros a Kenneth Kemble, Leopoldo Presas y Damián Bayon. En 1952 regresa a Buenos Aires y comienza sus estudios en el taller del maestro Emilio Pettorutti. Según Rafael Squirru, así pasará "un año de formación que lo marcó para el resto de su existencia". En 1957 expone por primera vez en la Asociación Estímulo de Bellas Artes. Realiza murales en la galería Huemul, el de "Mosona con YPF” y diversas muestras. Junto con otros artistas fundan el movimiento "Espartaco". Su inquietud por lo social y su compromiso con las clases populares, se reflejan en una obra donde predominan el tema de los desocupados, de los trabajadores, de los humildes además de un arte que defiende lo nacional. En esta etapa se hallan obras como "Huelga", de 1958; un mural de 1961 para el Sindicato Obreros de la Alimentación que se llama "Trabajo. Solidaridad. Lucha"; "Conciencia", de 1974. Sus figuras son fuertes y sólidas y parecen "recortadas en piedras". En sus composiciones predomina la figura de hombres decididos, firmes. Un tema que desarrollará en esta línea será la ilustración del Martín Fierro, el poema épico por excelencia de la Argentina, un alegato por la causa del gaucho. En la década del 70 se radica en Madrid, donde lleva a cabo una intensa actividad plástica y recorre Europa, Estados Unidos y Cuba, México y Ecuador. Su artista más admirado, Miguel Angel, se refleja en su vocación por la forma del cuerpo humano. Un cuerpo con contextura fuerte, musculoso, centro de la imagen. Sus manos trabajadas y sus rostros dialogarán en expresión de potencia. La serie "Amantes" mostrará la conjunción de la pareja humana en abrazos sólidos, sensuales y envolventes. Con la reinstauración de la democracia en Argentina, Carpani vuelve a su país en 1984. Desarrolla una serie de retratos como los de Julio Cortázar, Rafael Alberto y Roberto Arlt. Comienza una serie de composiciones de la selva porteña donde se unen el arrabal, el tango y los cafés con el abundante paisaje tropical, con su vegetación y fieras salvajes. También desarrolla una serie de obras con el tema del Tango, algunas de las cuales serán parte de paneles del Show Tango Pasión, que recorrerá Europa. Expone, pinta y enseña en Argentina y viaja por el mundo. Muere en Buenos Aires en |1997. Es uno de los grandes artistas plásticos de Argentina de toda su historia.

Título de la obra: Gregorio Echeverría (Buenos Aires/Argentina)

Coordinadora General
: Norma Segades – Manias (Santa Fe/Argentina)

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