Al centro
Por Carmen Julia Holguín Chaparro (Chihuahua/México)
Al centro,
la sangre.
Los contendientes la miraron
y detuvieron la pelea
por unos instantes
en los que su primer impulso
fue asegurarse
que no fuera de ellos.
Se revisaron cabeza
pecho
y espalda
comprobando
que todo estaba en su sitio,
que no había rasguños de cuidado
ni mucho menos fuga alguna
del precioso líquido.
Viendo que estaban intactos
o casi,
volvieron a los golpes
bajos, desde una de las trincheras;
al poder de la lengua
más filosa, desde una de las esquinas;
al recurso de la zancadilla
furtiva, desde el lado del cobarde.
Procuraron más que nunca
proteger el bastión
desde donde combatían
y así,
Prometeo encadenado
en espera de su liberación,
no gracias a la labor del más fuerte
sino al de la más elemental justicia;
embebida y renovada
incansablemente
sobre el asfalto,
la sangre
quedó
al centro.
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Ácida mirada, Carmen.
ResponderEliminarComo corresponde, como nos corresponde cada vez que acusamos el picotazo del águila.
Acaso nuestra propia sangre termine corroyendo las cadenas.
Gregorio